Hoy quiero hablarte de unos de los grandes pilares del Método Montessori. Los periodos sensibles. Uno de los grandes dones de la Dra. Montessori fue su gran capacidad de observación. Supo ver en el niño lo que muchas generaciones no habían sido capaces de detectar: su auténtica naturaleza.
No es fácil dejar al niño en libertad sin intervenir. Hay que tener mucha seguridad, confianza, templanza y conocimiento del ser humano.
¿Qué son los periodos sensibles de desarrollo?
María Montessori, a través de la observación, llegó a la conclusión de que el desarrollo del ser humano no es lineal y ascendente. Su evolución va pasando, durante los primeros 6 años de vida, por una serie de altibajos que le predisponen en mayor o menor medida a evolucionar en ciertos aspectos. Dicho así, quizá resulta algo complicado de entender, pero voy a explicártelo de una forma muy clara y sencilla.
El niño, en su desarrollo, va atravesando una serie de periodos sensibles, limitados en el tiempo e irrepetibles. Durante estos periodos temporales el niño tiene un interés especial por aprender sobre ciertas áreas. Imagina ahora una luz interior que sale del niño e ilumina ese aspecto en concreto y pone en tiniebla todo lo demás. Con esta luz es muy fácil interiorizar todo lo que hace referencia a ese área. El niño lo aprende de forma natural, sin fatigarse, con alegría, con entusiasmo y gran interés.
En este fragmento del libro -El niño. El secreto de la infancia- la Dra. Montessori explica qué son los periodos sensibles del desarrollo del ser humano.
“Un niño aprende las cosas en los periodos sensitivos, que se podrían parangonar a un faro encendido que ilumina interiormente, o bien a un estado eléctrico que da lugar a fenómenos activos. Esta sensibilidad permite al niño ponerse en contacto con el mundo exterior de un modo excepcionalmente intenso. Y entonces todo le resulta fácil, todo es entusiasmo y vida. Cada esfuerzo representa un aumento de poder. Cuando, en el periodo sensitivo, ya ha adquirido unos conocimientos, sobreviene el torpor de la indiferencia, la fatiga.”
María Montessori.
¿Qué características tienen los periodos sensibles?
- Son temporales. Su duración es limitada en el tiempo
- Son irrepetibles. Una vez que concluya este periodo transitorio de sensibilidad no volverá. Son ventanas de oportunidad que el niño debe aprovechar en su desarrollo para aprender sobre él mismo y sobre el mundo de forma natural.
- Se superponen. El niño puede pasar por varios periodos sensibles de forma simultánea.
- Predisponen al niño hacia una concentración espontánea. El niño es capaz de trabajar y concentrarse. De hecho, cuando sigue su verdadera naturaleza, cuando tiene libertad para seguir sus sensibilidades, elige aquellas actividades que dan respuesta a las mismas y las realiza con una gran concentración. Hay que proteger al máximo estos periodos de concentración
¿Cuáles son los periodos sensibles en el desarrollo del ser humano?
Durante los 6 primeros años de vida el ser humano pasa por diferentes periodos sensibles. Tengo que decir que voy a hablar de los grandes periodos. Dentro de estos periodos podemos encuadrar periodos sensibles más específicos.
Lenguaje (0-6 años)
Este periodo comprende desde el nacimiento hasta los 6 años. Durante este tiempo el niño tiene una gran sensibilidad a la percepción vocal y a los movimientos de la boca. Por eso los niños tiene una facilidad pasmosa para aprender varios idiomas de forma simultanea. La falta de estímulos en este periodo podría traer graves consecuencias en el área del cerebro encargada del desarrollo del lenguaje.
Movimiento (18 meses-4 años)
Durante este periodo el niño tiene una sensibilidad especial para refinar sus habilidades motoras finas. Al comienzo de este periodo las habilidades motoras gruesas del niño están prácticamente desarrolladas. Poco a poco irán evolucionando sus habilidades motoras finas (ensartar, escribir con el lápiz, manipular pequeños objetos con destreza, verter, manejar una pinza...). Después de este periodo el desarrollo de estas habilidades requerirá un gran esfuerzo debido a la evolución del control neuronal de los músculos.
Orden (1-3.5 años. Puede prolongarse hasta los 6 años)
Durante este periodo el niño está organizando un esquema mental sobre el funcionamiento del mundo. Se está construyendo su mente razonadora y lógica. Reproducir un orden en su ambiente le ayudará a organizar su mente para extrapolar ese orden hacia el macrocosmos. Para poder extraer unas conclusiones firmes sobre cómo funciona el mundo el niño debe ser capaz de asignarle un orden. Esta mente matemática, lógica y razonadora se consigue reproduciendo un orden (a todos los niveles) a su alrededor. Si desaprovechamos esta etapa su capacidad de razonar y aprender será más precaria pues no tiene una base sólida confiable.
Refinamiento de los sentidos (0-4.5 años. Puede prolongarse hasta los 6 años)
El cerebro percibe la información que llega del mundo a través de los sentidos. A medida que el niño evoluciona el cerebro aprende a diferenciar los estímulos relevantes e irrelevantes. Esta diferenciación la hace por el número de veces que se repite el estímulo. Los estímulos que se repiten a menudo son consideras como importantes por el cerebro. Trabajar sobre los estímulos sensoriales ayudará al cerebro a tomar decisiones y le facilitará también la tarea de poner orden en el mundo.
Objetos pequeños (18 meses-2.5 años)
Como consecuencia de la superposición del periodo sensible hacia el refinamiento del movimiento y el periodo sensible hacia los estímulos sensoriales el niño desarrolla un interés especial por manipular objetos pequeños. Objetos que requieren la intervención de la motricidad fina, y sus sentidos. Es muy frecuente que el niño detecte un miga de pan que para el adulto pasa desapercibida o que se pare a observar una pequeña hormiga, el vuelo de una mariposa...
Socialización (3-6 años)
Cuando el niño tiene un autoconcepto de sí mismo, se conoce y tiene un entorno emocional estable que le permite comprender cómo funcionan las relaciones sociales comienza a querer abrirse al mundo, ya no le interesa sólo conocerse y conocer el funcionamiento del mundo. Ahora también está interesado en construir relaciones. El niño que es privado en esta etapa de la interacción social podría tener más desconfianza social.
Otras sensibilidades
Si seguimos superponiendo periodos sensibles y desgranando cada etapa vamos a encontrar sensibilidades más concretas; música (2-6 años), matemáticas (4-6 años), control de esfínteres (2.5-3 años), gracia y cortesía (2-6 años), escritura (3-4 años), lectura (3-5 años), también podemos hablar de un periodo sensible hacia la naturaleza que se prolongaría durante toda su infancia.
¿Cómo detectar los periodos sensibles de tu hijo?
Debemos tener en cuenta que cada ser humano es único e irrepetible. Cada niño sigue un ritmo en su evolución. Recuerda que ANTES NO ES MEJOR. Los rangos de edad que yo te he dado siempre son aproximados. Eso no quiere decir que un niño no pueda desarrollar una sensibilidad unos meses antes o unos meses más tarde.
Debes buscar puntos en común en las actividades elegidas por el niño. Observa si el niño tiene interés en llevarse todo a la boca está trabajando en el refinamiento de los sentidos, si el niño ordena todos sus juguetes tiene una sensibilidad especial hacia el orden, si no para de hacerte preguntas y hablar a todas horas se está produciendo una explosión en el lenguaje, si se para a observar bichitos puede que esté pasando por una sensibilidad especial hacia los objetos pequeños, si tiene interés en sacar y meter su sentido del orden está activo...
Te dejo algunas pistas que te ayudarán a detectar periodos sensibles:
- El niño tiene minutos de concentración espontánea con esa actividad
- El niño repite sin motivo aparente esa actividad
- Durante días consecutivos se interesa por ese aspecto, se detiene en él
- Encuentra ese aspecto en lugares o momentos que no se te habrían ocurrido (por ejemplo; Ordena una habitación fuera de su casa)
La única manera de detectar sus periodos sensibles es pararse a observar sin juicios al niño. Recuerda que el Método Montessori está basado precisamente en la observación. Así fue como María Montessori desarrolló el ambiente preparado y los materiales: observando las necesidades y sensibilidades de los niños. Siguiendo su naturaleza y dejándola libre.
¿Cuáles son los peligros de no tener en cuenta los periodos sensibles de los niños?
El ritmo del adulto es diferente al del niño. El adulto va rápido y el niño va muy lento. Su ritmo es slow. Cuando llegan las prisas llegan las zancadillas al desarrollo natural. Si un niño no puede detenerse en el camino a mirar una hormiga estará desaprovechando la ventana de oportunidad que supone el periodo sensible hacia los objetos pequeños. Cuando a un niño no le dejan escalar por temor a que se caiga estará desaprovechando el periodo sensible al movimiento. Cuando nadie contesta con verdad a las preguntas del niño estará desaprovechando la oportunidad de construir una mente razonadora, estará desaprovechando su periodo sensible al lenguaje.
Las consecuencias de ir a contramarcha son lo que María Montessori llamó -desviaciones-. Manifestaciones de la personalidad que lucha por seguir su naturaleza. Algunas desviaciones son los caprichos, las mentiras, la falta de concentración, el miedo, la actividad difusa, los diálogos fantasiosos del niño sin argumento lógico aparente...
La naturaleza nos predispone para desarrollarnos naturalmente en libertad. El adulto es el encargado de guiar al niño e iluminar su camino, de facilitar el desarrollo natural, pero no debemos ir tirando del niño "a pie cambiado". El niño debe elegir sus actividades en un ambiente preparado rico y estimulante, un ambiente ordenado y sereno. Los peligros de no hacerla caso es un adulto al que le cuesta más razonar, que tiene más dificultades con el lenguaje, con las matemáticas...
Si queremos un adulto sano e integrado debemos empezar por SEGUIR AL NIÑO
¿Cómo dar respuesta a los periodos sensibles según el Método Montessori?
Para dar respuesta a sus sensibilidades lo primero es conocerlas y a ese punto sólo podrás llegar aprendiendo a observar al niño. Una vez conocidas debes dar:
- Libertad. El niño debe tener la posibilidad de hacer las cosas por sí mismo y elegir libremente qué actividades hacer.
- Límites. El adulto debe indicar los límites al niño. El objetivo de estos no debe ser reprimir, si no orientar, iluminar, guiar. Los límites dan seguridad al niño, le dan orden y confianza.
- Ambiente preparado.Montessori no tiene nada que ver con preparar actividades al niño. Lo que hay que preparar es un ambiente. Un buen ambiente preparado en casa debe permitir autonomía al niño, deber estar perfectamente ordenado y facilitar el orden al niño, debe ser sereno y tranquilo y en último lugar debe permitir al niño realizar trabajos interesantes.
- Ejemplo. Nosotros podemos iluminar el camino del niño con nuestro ejemplo. El ejemplo vale más que las reglas, siempre.